Lo
que para algunos tiene la forma de palmeras de bronce y para otros
la de una osamenta de dinosaurio, en realidad es una escultura
urbana que cumple su objetivo: que las personas interpreten la obra
a su manera.
Son las más recientes obras del arquitecto guayaquileño
Douglas Dreher Andrade, de 39 años, quien trabaja para la fundación
Malecón 2000.
“La interpretación queda a libre juicio de las
personas. Sirven básicamente para ser interpretadas. Son arte urbano
con el que se pretende estimular la cultura de las personas”,
explica Dreher.
Las obras, de formas sinuosas y vigas en forma de hojas, fueron
construidas por el arquitecto Jorge Durán.
Carlos Pérez, un vendedor de seguros, observa la estructura
mientras descansa. Él le encuentra un parecido a esqueleto.
Según el diseñador, de cada ángulo se tiene una perspectiva
diferente, aunque para él, la mejor visión la da el balcón del
restaurante Colonial.
La idea de crear estas estructuras urbanas surgió de la necesidad
de dar arte a los nuevos pequeños espacios públicos que se están
creando.
“Se aprovechó el cierre de ciertas intersecciones por motivo de
la construcción de la metrovía. La calle Rocafuerte será más
dinámica porque se convertirá en la nueva zona rosa de la
ciudad.
Dreher se inspiró en osamentas y particularmente en las
costillas, que para él, son bastante sugestivas.
Graduado de la Univesidad Laica Vicente Rocafuerte, se
especializó en el Consorcio de Universidades Flamencas de Bélgica,
en gestión y desarrollo de productos turísticos.
Los diseños de Dreher guardan cierto paralelismo. A él también
pertenecen los paraderos de transportes urbanos construidos en
Urdesa, en la zona entre plaza Triángulo y la iglesia San Antonio
María Claret (La Rendoda).
Entre sus diseños, además se se destacan: la plaza García Moreno
(ubicada entre el consulado de EE.UU. y el hotel Oro Verde), plaza
Estación P. Ycaza de la metrovía, plaza de la Administración, de La
Merced y Rocafuerte.