ace más de 50 años la arquitectura moderna de la ciudad exigía
que toda construcción sea esta grande, mediana o pequeña, oculte no
solo el armazón de hierro que tenía por dentro, sino también las
tuberías de agua, los pernos y remaches de las escaleras de
estructura metálica.
Es decir que casi era prohibido mostrar esos elementos y siempre
se los disimulaba con una capa de cemento. Dejar visible las
estructuras de una vivienda o de un edificio era considerado de mal
gusto.
Aunque ese concepto se mantuvo por muchos años, es a mediados de
la década del 70 cuando la construcción High-Tech empieza a imponer
un ritmo en la arquitectura europea. Países como Italia, España y
Francia iniciaron obras con esta tendencia. La más importante
edificación con sistema High-Tech se la construyó en París. Los
arquitectos Renzo Piano y Richard Rogers edificaron el Centro
Pompidou, que de lejos parece una gran jaula de hierro en donde se
muestran las tuberías (de agua, eléctricas y de gas) y las escaleras
empernadas que se ubican fuera de la estructura.
Con ese precedente arquitectónico, la construcción encontró otro
nicho para explotar. El sistema High-Tech, una tendencia con mayor
resistencia y durabilidad (por el acero que se utiliza) que el
cemento y el hierro, asegura el arquitecto Rosendo Jara, ex miembro
del Colegio de Arquitectos de Pichincha. "Este método deriva del
empleo obsesivo de elementos tecnológicos. Los conductos de
ventilación o agua, las escaleras mecánicas, las grúas para la
limpieza de los cristales, todos ellos pasan a formar parte de la
obra y es más, se los expone con tanta naturalidad que un perno en
el piso, que ayuda a sostener una escalera y que antes solo era
fundamental para la construcción ahora se constituye en un elemento
decorativo.
Pero lo High-Tech va más allá. En algunos edificios europeos en
vez de cemento se usan cristales reflectantes, con ellos se potencia
un aspecto brillante y agresivo de alta tecnología. El Pompidou de
París, por ejemplo, tiene esas características".
Lo más importante del High-Tech no es solo incorporar tecnologías
a la construcción sino aprovechar la presencia de ellas para
hacerlas parte de la decoración del lugar. Esa es la verdadera
misión del sistema, dice el arquitecto Gustavo Cordero, profesor de
Historia de la Arquitectura, de la Universidad de Guayaquil. A más
de ello, Cordero detecta otros beneficios como el aprovechamiento de
grandes espacios que con el sistema de construcción tradicional no
se los puede lograr. Por ejemplo en una losa de 20 metros de ancho a
más de los pilares laterales se requieren en medio otros que
soporten la estructura. Con el High-Tech se los podría eliminar o
colocar más distantes el uno del otro, si la losa es más amplia. "El
High-Tech proporciona ventajas en el diseño porque no trata de
ocultar nada y además otorga comodidad a quienes hacen uso de la
construcción. Sin duda, las estructuras son más flexibles y más
útiles. Eso es lo moderno y hacia allá va Guayaquil. La ciudad entró
en esa tendencia que está dando mucho que hablar en el mundo.
"Ejemplos urbanos sobran. Los malecones del Salado y el Simón
Bolívar, algunas estaciones de la Metrovía, el Mall del Sol y la
Plaza Rodolfo Baquerizo son las pruebas más contundentes de que lo
High-Tech gana terreno en la arquitectura del puerto.
En esos lugares se puede apreciar con facilidad cómo está
construido un pilar, se ven los pernos, los remaches y las tuercas.
Es otra forma de estética.
Los elementos de la construcción
que antes se ocultaban porque se los consideraba deslucidos, ahora
juegan un papel preponderante en la decoración.
El High-Tech
está entrando con fuerza en el país. Aunque en Europa es muy
utilizado desde hace más de 30 años, en Guayaquil irónicamente la
primera y tímida manifestación de esta tendencia ocurrió en los
primeros años del siglo pasado cuando se construyó el Mercado Sur en
donde quedó expuesta toda la estructura metálica.
Fue el anuncio
de lo que se usaría en el futuro. Allí se expuso al máximo el hierro
de la construcción. Y hasta ahora lo podemos apreciar", asegura
Cordero.
A pesar de que lo moderno es construir con este
sistema no todos lo pueden hacer porque para una vivienda pequeña
resulta demasiado caro por el alto costo de los materiales.
"Si se lo usa en el mobiliario urbanístico es más
conveniente: primero, porque se requiere mayor cantidad de
materiales; y, segundo porque al tratarse de una obra municipal es
más fácil conseguir financiamiento. El vidrio, policarbonato, acero
inoxidable y acero al carbono tienen mayor costo con relación a los
materiales tradicionales como el hierro y el cemento.
Para el
arquitecto Douglas Dreher, miembro del departamento técnico de la
Fundación Malecón 2000, este tipo de construcciones tienen las
mismas seguridades que las tradicionales.
Lo nuevo de esto
es la exposición de los sistemas estructurales y de servicio
(escaleras y ascensores). Aquí nada se oculta. Además con el
High-Tech se trabaja con materiales probados y resistentes que
otorgan mucha seguridad y confianza.
En Guayaquil el Imax
posee estructura High-Tech porque los materiales están a vista de
los transeúntes. Otro ejemplo es la plataforma del Museo
Antropológico de Arte Contemporáneo en donde las lonas tensadas le
dan un toque de modernidad. Sin embargo, la mejor exposición del
High-Tech está en los tensores y anclajes mecánicos del Malecón
Simón Bolívar.