DouglasDreher.com - Esta página ha sido tomada de: http://www.uv.mx/universo/181/central/central.htm
          
Año 5 • No. 181 • mayo 30 de 2005 Xalapa • Veracruz • México
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Edith Escalón

Después de escuchar cómo Curitiba pasó del caos urbano a ser una ciudad sustentable, cómo adquirieron recursos en Guayaquil para rehabilitar la cuenca que bordea la ciudad o qué estrategias siguieron en India para llevar agua al desierto, es claro que la experiencia pudo haber dado ideas a los políticos y empresarios mexicanos: los grandes ausentes.

Con la promesa de repetir la experiencia en 2007, concluyó en Veracruz el primer Congreso de Casos Exitosos de Desarrollo Sustentable del Trópico, un encuentro que reunió a más de 800 personas de 21 países, convocados por la Universidad Veracruzana, con el único objetivo de mostrar que sí es posible conservar los recursos naturales y aprovecharlos al mismo tiempo, sin comprometer los que corresponden a las generaciones futuras.

En tres días de intensas jornadas de trabajo –que iniciaban en tres mesas paralelas a las 8 de la mañana– se presentaron cerca de 100 ponencias que mostraron casos sustentables de éxito del trópico mundial, además de 60 que se exhibieron en cartel y 20 que se presentaron en videos, las que demostraron el interés que existe en sectores académicos, científicos, sociales, organizaciones no gubernamentales y campesinas por la conservación del medio ambiente.

En la sesión de conclusiones, Arturo Gómez Pompa remarcó que un catálogo de ideas y propuestas sustentables como el que se dio en Veracruz, bien valía la pena para que tomadores de decisiones del sector gubernamental o privado se distrajeran de sus actividades y escucharan cómo enfrentaron en otros países los retos medioambientales que hoy enfrentamos en México y específicamente en Veracruz.

Escuchar cómo se transformó Curitiba –una ciudad brasileña como muchas mexicanas– en un ejemplo de desarrollo sustentable; cómo adquirieron recursos en Guayaquil para rehabilitar la cuenca que bordea la ciudad o qué estrategias siguieron en India para llevar agua al desierto, pudo haber dado ideas a los políticos y empresarios mexicanos que fueron, según los participantes, los grandes ausentes.

Junto con Miguel Equihua Zamora, director del Instituto de Ecología; Ernesto Rodríguez Luna, director del Área Biológico-Agropecuaria en la UV, y Carmen Vergara, del Centro de Investigaciones Tropicales (Citro), Gómez Pompa agradeció a los participantes la respuesta que dieron a la convocatoria, y destacó el papel de quienes lo hicieron posible: los patrocinadores y los organizadores, y los más de dos años de trabajo que le dedicaron al congreso.

Dejó claro que luego del encuentro es evidente la necesidad de repetir la experiencia, y el interés común de enfocarla hacia la educación ambiental y todo lo que ella implica en el ámbito formal y no formal, sobre todo en la importancia de motivar en las nuevas generaciones un interés genuino por la conservación medioambiental.

“Si esta vez lamentamos no tener entre nosotros a aquéllos que hoy se encuentran tomando las decisiones importantes en nuestro país, formemos conciencia en aquéllos que las tomarán en el futuro”, pidió Arturo Gómez Pompa en la sesión de conclusiones que tuvo en primera fila, siempre dispuestos, al grupo de estudiantes de la UV que ayudó a dar a los participantes de todo el mundo una buena impresión de nuestra universidad.

Frente a quienes durante días compartieron puntos de vista en torno al desarrollo sustentable (en salas de trabajo, pasillos, horas de comida y los pocos momentos de tiempo libre), el asesor del Citro informó además la creación de un sitio electrónico para mantener en contacto a los participantes, presentar noticias de interés y mostrar los avances del próximo congreso, programado para 2007.

Ante la incapacidad de mostrar los cientos de afluentes que colmaron el caudal de propuestas y acciones sustentables en el Congreso, presentamos sólo algunos de los temas que se abordaron, aquéllos que motivaron –en la percepción general de los asistentes– que, a pesar de la violencia que hoy sufre el medio ambiente, aún es posible revertir el daño y hacer realidad el desarrollo sustentable, una meta que se alcanza con sinergias instituciones, pero sobre todo, con buena voluntad.

Guayaquil, impuestos para la sustentabilidad
Países participantes
1
Argentina
2
Bangladesh
3
Bolivia
4
Camerún
5
Colombia
6
Costa Rica
7
Cuba
8
Ecuador
9
Estados Unidos
10
Guatemala
11
India
12
Indonesia
13
Kenia
14
México
15
Namibia
16
Nepal
17
Nicaragua
18
Panamá
19
Perú
20
Sudáfrica
21
Zimbawe
No sólo porque la ciudad de Guayaquil –ciudad costera ubicada en el Pacífico ecuatoriano, rodeada por una intrincada red de brazos de mar– haya vivido una de las más radicales regeneraciones urbanas, mereció un lugar entre los casos exitosos de desarrollo sustentable de la región, sino porque esta evolución se dio tan sólo en tres años. Douglas Dreher, urbanista ecuatoriano, presentó en el congreso este caso, donde la voluntad política, la conciencia social y una estrategia de recaudación de impuestos hicieron posible esta hazaña.
Primero, un grupo de empresarios y habitantes de la zona costera se comprometieron a revertir el deterioro de su Malecón, ecosistema costero, cuerpos de agua y áreas verdes; luego, más personas se sumaron a la rehabilitación, incluso actores políticos, quienes llevaron al congreso nacional una iniciativa social que implicaba que el 25 por ciento de los recursos que por concepto del impuesto sobre la renta captaba el fisco se canalizaran al municipio de Guayaquil para apoyar este proceso de rehabilitación urbana, iniciativa que fue aprobada y se convirtió en ley por tres años.
El urbanista explicó que cuando esta ley dejó de aplicar, la conciencia social y el ejemplo que ya significaba Guayaquil para el resto de los municipios –ahora regenerada, limpia y con más áreas naturales– motivó una iniciativa nacional para solicitar que esta ley se hiciera atemporal y aplicara en todo el país, lo que sucedió en 2004. Ahora, en Ecuador esta ley señala que todos los municipios del país pueden recibir el 25 por ciento del ISR que se recauda en la federación para destinarlo a obras municipales, siempre y cuando los contribuyentes así lo expresen a la hora de presentar sus declaraciones fiscales.

Dreher señaló que esta iniciativa podría ser replicable en otros países, incluso en México: “Es evidente que como latinoamericanos tenemos mucho más en común que lo que podríamos tener con Estados Unidos o países europeos, y no sólo por aspectos económicos, sino por nuestra cultura. Creo que analizar cómo resolvemos problemas ambientales que son comunes a nuestros territorios nos hace más fuertes como latinoamericanos”.


Douglas Dreher, urbanista ecuatoriano, presentó en el congreso la experiencia de Guayaquil.
India, y el poder de la buena voluntad
Auroville, una ciudad completamente sustentable construida al sur de la India en medio del desierto, es otro ejemplo más de que no hablamos de una utopía, ni siquiera ahí, en una de las naciones que a pesar de ser considerada en desarrollo tiene el mayor número de analfabetas de todo el mundo, el mayor número de personas que viven por debajo del nivel mundial de la pobreza y el mayor número de niños que sufren de desnutrición.

En el congreso, Lalit Kishor Bati, urbanista y habitante de Auroville, explicó cómo en 20 años, un desierto inerte fue transformado en un bosque verde y autosuficiente a partir de “la fe y el compromiso” de un grupo de personas que, bajo el amparo de la UNESCO, crearon a finales de los años sesenta una comunidad integrada por representantes de más de 40 países del mundo, con ideales, innovadoras formas de vida, de convivencia y de organización social, pero ante todo, de buena voluntad.

El equilibrio entre el hombre y la naturaleza y una filosofía de paz subsiste en Auroville, donde hoy viven dos mil personas que desarrollan proyectos de investigación; deportivos, artísticos, académicos, arquitectónicos, agrícolas, científicos, culturales o comerciales, y donde existen, por ejemplo, fábricas de productos orgánicos que ahí mismo cultivan y dan trabajo a más de cinco mil hindúes.




En el congreso, Lalit Kishor Bati, urbanista y habitante de Auroville, explicó cómo en 20 años, un desierto inerte fue transformado en un bosque verde.
“Nuestra ciudad respeta la forma de la galaxia y gira alrededor de Matrimandir, el centro de meditación que es también el centro espiritual de nuestra vida”, señaló Bathi, luego de explicar a detalle los antecedentes y las características que han hecho de Auroville, en India, una ciudad completamente sustentable.
Naturaleza sagrada
¿Por qué las culturas mesoamericanas pudieron manejar nueve mil años la biodiversidad? Para Víctor Manuel Toledo, del Centro de Investigaciones en Ecosistemas de la UNAM, es clara la respuesta: porque la consideraban sagrada. La naturaleza para el hombre prehispánico no sólo era intocable, sino venerable, y estos principios no estaban a discusión.

Luego de escuchar su conferencia, la primera del Congreso, quedó claro que nuestros actuales parámetros de vida no ayudan a sostener la filosofía del desarrollo sustentable, pues la distancia que hoy separa al hombre de la naturaleza es inmensa. Por eso insistió en que este paradigma implica volver la vista atrás y analizar cómo las culturas prehispánicas manejaron sus recursos naturales, pues los métodos indígenas de convivencia armónica con la naturaleza, el uso de policultivos, la noción de equilibrio, y un respeto sagrado por el entorno natural se han convertido con el paso del tiempo en una “resistencia mesoamericana” para el resto del mundo.


Para Víctor Toledo, considerar a la naturaleza sagrada evitaría el abuso que se hace de ella.
Aseguró que en las últimas décadas, la zona centro y sur de México ha vivido una proliferación de experiencias exitosas de desarrollo sustentable –principalmente las realizadas en comunidades indígenas de Oaxaca y Chiapas– que incluyen agricultores de productos orgánicos, organización de grupos de pescadores, artesanos con maderas de árboles de la selva, recolectores de productos no maderables, manejadores de agua y promotores de turismo ecológico.

“En el desarrollo sustentable se trata de encontrar una modernidad alternativa, donde la información científica es sólo una parte que debe adentrarse en el conocimiento tradicional de las comunidades”.
Brasil, caos urbano que quedó atrás
Considerada una revolución urbana y un caso de éxito de planificación mundial que se mantiene a 30 años de su concepción inicial, la ciudad de Curitiba, capital de Paraná, en el sur de Brasil, es un modelo de organización urbana y alta eficiencia que logró acabar con la contaminación, el exceso de autos particulares y el caos vial a partir de una idea simple: un diseño alternativo de ciudad basado en líneas paralelas que se extienden a los lados del centro, manteniendo el “corazón” de la ciudad accesible.

Curitiba, como son hoy muchas otras ciudades latinoamericanas, era hace 30 años un verdadero caos: “Quisimos terminar con el fenómeno que se genera cuando se crece en torno al centro, volviendo la zona principal de difícil acceso”, explicó Cleon Ricardo Dos Santos, uno de los creadores de este modelo de urbanización y director de la Universidad Libre del Medio ambiente.
Dos Santos habló también del manejo de los residuos sólidos de Curitiba, pues en un acto sin precedentes se pasó de la contaminación al reciclaje: “Cuando el relleno sanitario estaba llegando a su punto máximo y no sabíamos qué hacer creamos un programa de reciclaje en donde se pedía a la gente que ‘separara la basura que no es basura’, como decíamos”.

Entonces hubo quien se interesara en procesarla, comentó, pero el punto principal es que al las ganancias no le importaron al gobierno, pues el único fin que importaba era no seguir contaminando.
El congreso, todo un éxito
800 participantes en el congreso

21 países representados
100 ponencias orales
60 presentaciones en cartel

20 casos en videos
3 días de trabajo

El verdadero sentido de comunidad en Kenya
Ejemplar para el resto de África, así calificaron al bosque de Arabuko Sokoke, en Kenia, pues ha sido testigo de cómo la actitud comunitaria puede transformar un recurso natural en un elemento de desarrollo social sustentable. Fue Mvuvi Musingo, del Centro Regional de Investigación de Kenya, quien explicó que en el bosque es para un conjunto de organizaciones gubernamentales y no gubernamentales el centro del progreso.

De hecho, explicó que desde hace casi una década, más de cinco mil de los pobladores que habitan alrededor se organizaron en asociaciones para planear e implementar juntos una serie de actividades sustentables como apicultura, servicios ambientales, ecoturismo o agroforestaría, una actividad que proporciona a las comunidades cerca de mil dólares por la venta de 300 troncos al año, lo que beneficia enormemente su economía.

Musingo explicó que cada grupo comunitario tiene una tarea específica, tanto de aprovechamiento del bosque para su sustento como de su conservación: “Algunos se encargan del agua, otros de las especies, otros más de su mantenimiento, es decir, el manejo Arabuko-Sokoke es realmente un manejo colectivo que nos ayuda a ser más unidos como comunidad, y a alcanzar al mismo tiempo mejores beneficios”, dijo luego de recordar que en el bosque se han invertido más de 500 mil dólares, en parte proporcionados por las comunidades y en parte por organismos de apoyo nacional e internacional.
Iniciativa indígena campesina
Si de algo está consciente Jacinto Gómez Reyes, campesino zapoteca, es de que el conocimiento y la unión comunitaria son básicos para el desarrollo de su gente. Así lo expresó en el Congreso, cuando frente a los participantes explicó cómo la producción de abono orgánico bajo el sistema de lombricultura –que iniciaron gracias al apoyo de varias organizaciones y universidades– ha aumentado más de 200 por ciento los nutrientes para sus cultivos de café.

“Ese proyecto lo iniciamos con nuestras familias en 2003, y requiere más mano de obra, mucho esfuerzo y paciencia, pero al final es más satisfactorio, porque la agricultura orgánica nos ayuda y ayuda a la tierra”, dijo Jacinto, cuya iniciativa era evidente desde hace meses, cuando por saber los detalles del Congreso caminaba dos horas desde su comunidad hasta el centro de cómputo con Internet más cercano, para asegurar desde ahí su participación. Explicó que ahora busca invitar a más productores a sumarse al proyecto de producción orgánica, pues sólo así podrán conseguir recursos externos.

Como éstos, muchos otros casos exitosos de desarrollo sustentable fueron mostrados en el Congreso, que fue de hecho, según los propios participantes, uno más de los triunfos de este nuevo paradigma, pues logró reunir más de 800 personas preocupadas por el futuro medioambiental de nuestro planeta, que nuestra herencia para las nuevas generaciones. ¡Enhorabuena!