La
plazoleta de la Merced nace con la iglesia, que hacia 1850 se empieza
a construir. En el plano de Villavicencio de 1858, puede observarse
un terreno vacío frente a la iglesia, que ocupa la cuarta parte
de la manzana ubicada entre las calles Nueva, la Gallera, Olmedo y la
calle de La Merced, posteriormente calle de Bolívar o del Bajo.
En
1867, el viajero francés De Gabriac relata el ambiente de una
fiesta religiosa en La Merced: "En la mañana hubo una
gran misa, donde las damas asistieron en vestidos negros y cubiertas
de sus mantos como de costumbre; pero fue en la noche que tuvo lugar
la ceremonia principal. La plaza vecina había sido engalanada
con estandartes y colgaduras. Habían guirnaldas, farolillos,
linternas chinas exuberantes, en fin, una iluminación completa,
sin olvidar desde luego, los juegos de artificio, candelas romanas y
sobre todo los petardos
Mientras estas detonaciones se hacían
escuchar fuera, interiormente se celebraba la salvación, sin
reverencia o no, por lo menos muy alegremente".
El barrio de la Merced siempre fue considerado "aristocrático",
pero dejó de ser residencial a medida que la modernidad avanzaba.
En 1895, la Plaza de la Merced empezó a llamarse Plaza
de Pedro Carbo, porque ya se preveía levantar una estatua en
homenaje al tribuno.
El 10 de agosto de 1907, se inauguró el parque Pedro
Carbo, con un diseño elegante de rejas bajas y pequeños
jardines, en torno a un farol levantado justo en el sitio elegido
para el monumento.
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Por
fin, el 8 de diciembre de 1909, los guayaquileños pudieron
apreciar esta obra del italiano Augusto Faggioni en todo su esplendor,
cuya plaza en la actualidad se encuentra remozada, bajo parámetros
del uso del espacio que resguardan la permanencia de estos emplazamientos
simbólicos, donde se combinan memoria y quehaceres cotidianos.
por: Historiador Ángel Emilio Hidalgo.
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