Esta plaza esta ubicada en el corazón comercial y financiero de la ciudad, junto a la avenida 9 de Octubre, el eje vial mas emblemático de la ciudad de Guayaquil donde se aglutinan las funciones colectivas más importantes. En este contexto se destacan las referencias históricas de las que hablamos; La iglesia de San Francisco y el monumento de Vicente Rocafuerte, uno de los estadistas mas destacados de la historia republicana.
La envolvente, como suele suceder en las plazas históricas, se transformó radicalmente en las últimas décadas del siglo pasado; las torres que ahora contienen el espacio han reducido su escala.
Antes de su recuperación si bien cumplía con ser un espacio abierto de concentración pública, en los últimos años se hizo evidente un progresivo deterioro en lo físico, ambiental, y funcional. En ella se desarrollaban de manera antagónica y caótica actividades de comercio informal, reunión, manifestaciones públicas, y expresiones culturales.
El comercio informal se había tomado más de un tercio de su superficie, degradando el espacio y creando una imagen de desorden e inseguridad, un lugar de paso, y no de disfrute.
En este proceso de degradación también las áreas verdes y los árboles, habían perdido su dimensión paisajística. Imágenes de macizos arbóreos incongruentes y de malograda morfología, contribuían a reforzar una imagen disfuncional.
Para la planificación de la plaza se plantearon entre otras, las siguientes consideraciones:
En el diseño la propuesta de pavimentos jugó un papel importante dentro del diseño, proponiéndose en el ámbito iglesia-monumento una plataforma rectangular de piedra andesita, que a su vez tiene dibujada una trama cuadricular de piedra pizarra negra, con el fin de otorgarle una escala que armonice con los elementos del contexto.
El espesor de la plataforma crea un desnivel con el fin crearle su propia autonomía, la que se refuerza al estar dispuesta en ángulo con respecto a la iglesia y no tener referencias de ortogonalidad ni con el edificio ni con la trama urbana, proyectándose hacia la esquina donde se intersectan las dos vías que la circundan.
Dos elementos se superponen a esta plataforma; el primero consiste en un gran escalón trapezoidal adosado a la fachada de la iglesia cuyo nivel coincide con el nivel del edificio, convirtiéndose así en su atrio de ingreso, el cual conserva el pavimento original de piedra tallada a mano.
El segundo elemento consiste en una fuente en forma de elipse que circunscribe el monumento, ubicándola de tal forma que el monumento queda en la mitad posterior de su eje longitudinal, el cual también está orientado hacia la esquina de la plaza, con un ángulo diferente al de la plataforma, como si buscase un horizonte hacia el río.
El tamaño de la fuente logra modificar la percepción espacial del conjunto y su escala, siendo portadora de una gran carga comunicativa tangible e intangible.
A la izquierda del monumento y dentro de la misma plataforma se ubicaron el mobiliario urbano y los nuevos árboles que reemplazan a los anteriores, ordenados con la lógica de la trama de piso.
En la misma plaza, fuera del ámbito de la plataforma, el pavimento lo constituye el mismo adoquín de color rojo colocado en las calzadas en el proceso de regeneración de las avenidas 9 de Octubre y Pedro Carbo, de esta manera se evito marcar fronteras entre plaza y calzadas, lo que ayuda a ampliar la percepción espacial entre los frentes edificados de la envolvente. Este pavimento dentro de la plaza también se complementa con una trama de piedra, cuyo orientación es ortogonal a las fachadas y a la trama urbana, y con referencia a ésta se ubicó el mobiliario urbano y nuevos árboles, aumentando considerablemente en número a los preexistentes, como respuesta al progresivo alejamiento del ciudadano con respecto a la naturaleza.
Como complemento a la plaza se recuperó un área degradada frente a ésta, donde se diseño un conjunto de fuentes complementado con un espacio para mesas y sillas al aire libre a ser concesionado para cafetería.
Ab. Jaime Nebot, Alcalde de la ciudad de Guayaquil
Arq. Luis Pérez Merino, Director de Urbanismo M.I. Municipio de Guayaquil
Dr. Pedro Gómez-Centurión, Gerente General Fundación Malecón 2000
Sr. Guillermo Suaya, Director de Proyectos Fundación Malecón 2000
Ing. Gustavo Jacobs, Gerente de Proyecto Regeneración Urbana Fundación Malecón 2000
Diseño: Arq. Douglas Dreher A.
Desarrollo del diseño: Arq. Gabriel Landivar, Arq. Marco Chang
Gerente de Proyecto Regeneración Urbana: Ing. Gustavo Jacobs
Diseño Paisajista: Paisajista Cecilia Von Buchwald
Diseño Sanitario: Ing. Feliciano Gonzáles
Diseño Eléctrico: Ing. José Collado
Diseño hidráulico de piletas: Ing. Pablo Donoso
Asesor Metalmecánico: Ing. Carlos Ordóñez
Ing. Walter Solís Jefe Técnico Regeneración Urbana
Ing. Marcelo Landívar Coordinador de Obra Regeneración Urbana
Arq. Alexandra Montero Coordinadora de Obra Regeneración Urbana
6.545 m2
2002
Diciembre del 2002
USD$ 975.324,08
Textos Reseña Histórica: Historiador Ángel Emilio Hidalgo
Fotografías: Fot. Carlos Rodríguez S.
Los orígenes de la plaza de San Francisco se remontan a la época colonial, a finales del siglo XVII, cuando los guayaquileños empezaron a poblar Ciudad Nueva. En 1700, ya se habían repartido los solares circundantes y la plazoleta aparecía rodeada por las casas de Antonio Salavarría, Francisco Castañeda, Joseph Morán, Magdalena de Castañeda, Juan de Aguirre y el propio convento de San Francisco, que aún no ocupaba la totalidad de la cuadra.
El cabildo amenazó con derribar el convento de los franciscanos, porque habían construido más allá de la línea de fábrica; no obstante, los clérigos impusieron su voluntad, haciendo uso de sus influencias. No en vano, la cofradía de Nuestra Señora de los Ángeles, a su cargo, era una de las más populares de la ciudad, ya que agrupaba a los trabajadores de los astilleros y sus familias.
La plazoleta y luego plaza de San Francisco fue el punto medular de Ciudad Nueva. En ella se celebraban todas las fiestas populares: corridas de toros, juegos de luces, comedias y elección de reinas desde 1900. También convivía la otra cara de Jano: en el siglo XIX, en tiempos de revueltas, la plaza se convertía en paredón.
Desde 1880, la plaza alberga la primera estatua que tuvo Guayaquil: el monumento a Vicente Rocafuerte; en ese momento, empezó a llamarse, indistintamente, Plaza de San Francisco o Plaza Rocafuerte. En 1896, las secuelas del "incendio grande" afectaron tan hermosa estatua; no obstante, se mantuvo en pie y su restauración corrió a cargo de la Sociedad Filantrópica del Guayas.
A pesar de la seriedad de su talante, Vicente Rocafuerte ha sido muy inquieto, porque a través de la historia se ha movido varias veces, a lo largo y ancho de la plaza.
En 1917, el costumbrista José Antonio Campos, conocido como Jack the Ripper, ironizaba que el tribuno estaba creciendo, porque se le había añadido un bloque de piedra debajo del zócalo original. Campos diría hoy que se está bañando en una piscina, en medio de una plaza más cuidada y limpia, con mayor espacio para transitar.
por: Historiador Ángel Emilio Hidalgo.