Las ciudades crecen rápidamente con
el incremento de la población rural que inmigra en
busca de las oportunidades perdidas en los campos, como resultado
de la falta de atención de los gobiernos a las áreas
campesinas.
Así, se producen fenómenos de desmedido crecimiento
del número de habitantes de las ciudades, originándose
desordenados asentamientos humanos, desprovistos de todo servicio
básico.
Esta nueva población "urbana", trata de resolver
por sí misma el álgido problema de la habitación,
invadiendo las periferias de las ciudades, y que en su desesperación
por adquirir el "Derecho de Posesión", levantan
rústicas viviendas, donde la guadua, es el material
más barato, liviano y adecuado para la construcción
de éstas precarias ciudades, olvidando al hacerlo,
la maravillosa tradición y cuidado que ponían
cuando las edificaban en sus campos de origen, convirtiéndose
estos nuevos barrios en símbolo de miseria y pobreza
del país.
Los materiales básicos de éstas
viviendas son; la caña guadúa en sus múltiples
formas para pisos, paredes, estructura de cubierta, etc.;
la madera para cimientos, estructura de piso, puertas y ventanas
así como otros materiales industrializados como el
zinc, asbesto, cemento, etc.
Los habitantes de estos asentamientos marginales sufren drásticos
cambios no solo en su hábitat, sino también
en su cultura, introduciéndose a la civilización
del hierro y del cemento, propias de las grandes urbes, donde
el uso de materiales de construcción convencionales
son sinónimo de desarrollo y alta tecnología.
Esta nueva cultura acepta a las edificaciones
de caña o materiales tradicionales como "Emergentes"
o "Transitorias", hasta que se puedan sustituir
por algo mas
"Duradero" y "Confortable", esperanzas
de un ilusionado progreso que casi nunca se hace realidad.
La incorrecta utilización de la caña guadúa
en los asentamientos marginales, ha contribuido a que este
material sea sinónimo de miseria y atraso ante la opinión
pública y en especial ante los profesionales de la
construcción, donde existe un total desconocimiento
de las características botánicas, y mecánicas
del vegetal, así como de su adecuado uso.
Este antecedente, acompañado de un malentendido desarrollo
que avaliza técnicas nuevas y extrañas, antieconómicas
e incompatibles con la capacitación de nuestros obreros,
nos lleva a la necesidad de revalorizar los materiales y técnicas
tradicionales, mediante un proceso de mejoramiento de los
sistemas constructivos que les permita ser utilizados, y aceptados
en nuestro medio.
Retomar la guadúa como material de construcción,
mejorar las metodologías de construcción tradicionales,
son acciones indispensables para solucionar el déficit
de vivienda existente.
La correcta utilización de la caña guadúa
como material de construcción y la fusión entre
la tecnología nativa y nuevos sistemas constructivos,
pueden brindar soluciones óptimas al alcance no sólo
de las comunidades de menores recursos, sino a todo tipo de
usuario.
Esta fusión de tecnologías es
el resultado de investigaciones y experiencias, las cuales
han evolucionado a partir de sus aciertos y defectos.
En 1984, se inició una nueva etapa de experiencias
en el Ecuador con el programa de 12 viviendas para zapateros
en la Floresta II, a cargo del Arquitecto colombiano Oscar
Hidalgo Lopez.
Las paredes de estas viviendas eran de estructura
de caña rolliza, y recubiertas de caña picada,
formando paneles autoportantes, amarrados entre sí
y a la cimentación; recubiertos con mortero de arena
- cemento, obteniendo como resultado final, viviendas con
un buen aspecto estético y confort.
Este proyecto, sembró inquietudes y dejó enseñanzas,
permitiendo una constante y permanente evaluación real
a través del tiempo y que inspiraron nuevas ideas que
evolucionaron continuamente el sistema constructivo, las mismas
que han sido incorporadas por el arquitecto Jorge Morán
Ubidia, Hernández, y otros más en una serie
de proyectos realizados.
Algunas variantes han sido introducidas al sistema, como la
estructura de madera de los paneles; la utilización
de sobrecimientos (barrera contra la humedad), así
como también métodos de amarre entre paneles,
varios tipos de cimentación, de cubierta, etc.
Actualmente el sistema constructivo es utilizado
y aceptado paradójicamente por personas o instituciones
de alto nivel económico, siendo testimonio de ello
viviendas residenciales, colegios, oficinas, etc.
Esta paradoja demuestra que el material bien utilizado, permite
la creación de espacios de gran estética y sobrios
acabados y que además brindan elevados niveles de confort
con una significativa reducción de costos con respecto
a otros sistemas de construcción convencionales.
Factores cono el desconocimiento del adecuado uso de la guadúa,
los intereses de transnacionales y de los monopolios de producción
de materiales convencionales, las leyes y ordenanzas de construcción
locales, la poca apertura de las instituciones viviendísticas
y universitarias del país, entre otras causas han contribuido
a que sistemas constructivos no convencionales no se hayan
masificado, para así solucionar un gran problema social
del Ecuador como es, el de la vivienda.