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Una ciudad para vivir, Revista Guía Secreta de Guayaquil (Julio 2004)

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  • Julio, 2004

Preparando el Especial de Julio, a sugerencia de algunos lectores, en el Consejo editorial de GSG nos propusimos investigar con mayor profundidad el tema de la Regeneración Urbana de la Ciudad. Sin duda, el proyecto que ha cambiado, no sólo la fisonomía arquitectónica de Guayaquil, sino también la actitud y el orgullo de sus habitantes. Ni corto ni perezoso, me lancé a buscar datos en la madre de todas las fuentes: el internet.

Encuentro mucha información banal, pero con poco sustento, hasta que, de rebote, me topo con www.douglasdreher.com, una página magnífica, tanto en sus contenidos como en su diseño. Nos ponemos en contacto con Douglas y nos recibe en sus oficinas de la Fundación Malecón 2000.

Buen conversador, en seguida se le nota su pasión por la arquitectura y el urbanismo.
Hijo de italiano y guayaquileña, pasó su infancia en una hacienda entre Quevedo y Santo Domingo. Entre los regalos que más disfrutaba, los Lego. Esas construcciones de juguete fueron los inicios de una vocación que no era la tradicional en su familia. Para Douglas, la arquitectura es una forma de arte “no concibo la arquitectura divorciada del arte”. Su currículum impresiona: Coordinador General de Arquitectura de la Fundación Malecón 2000, Jefe del Equipo de Diseño de los proyectos Plaza Cívica, Área Recreacional, Plaza del Vagón, Plazas Junín y Orellana, Jardines del Malecón, Diseñador de la Plaza de la Administración, Plaza de La Merced, Plaza García Moreno (que él prefiere llamar Plaza Zen), la majestuosa Plaza de Rocafuerte, Centro Recreacional La Playita..., en fin, gran parte de los proyectos que identificamos como emblemas de la Regeneración Urbana, llevan la firma de este magnífico urbanista guayaquileño.

Se siente muy agradecido por haber tenido la oportunidad de participar en un proyecto que le entusiasma. Opina que el secreto del éxito de todo el tema de la regeneración está en como la comunidad se apropia del proyecto y lo hace suyo, “es la única forma de hacerlo sustentable en el tiempo”. Se sabe arquitecto pero le llena más ser urbanista, “abarca más campos: lo social, lo político, antropología, turismo, investigación..., es más gratificante.”

Douglas maneja mucho el concepto de Ser Urbano: un individuo que siente verdaderamente la ciudad como su casa y la cuida como tal. Para que haya más
“seres urbanos” es importante que la ciudad trate bien a sus ciudadanos: “Tu tratas bien algo cuando éste algo te trata bien a tí.”

¿Cómo afrontas los proyectos?

“Todo comienza con mi lápiz. Trato de ver los conflictos y estudiar el volumen urbano. Por ejemplo, con la Plaza Rocafuerte tenía dos elementos muy importantes como la iglesia y el monumento. Investigué históricamcntc las diferentes posiciones donde había sido ubicado el monumento en el pasado. Tenia muy claro que debíamos integrarlos a ambos sin que ninguno perdiera su importancia. Una solución a este conflicto, muy común en Italia, es aprovechar el pavimento para integrar elementos arquitectónicos. Aquí usamos este recurso. En la Plaza de La Merced nos encontramos con un desafío similar: de nuevo un monumento y una iglesia. Aquí buscamos como mejorar las visualización de la iglesia, que había sido perjudicada por el edificio contiguo. También teníamos el problema de un parque con cerramiento y ambos elementos (iglesia y monumento) separados por una calle de circulación vehicular. De nuevo la solución del pavimento para integrarlo todo, modificando el trazado de la calle para darle más amplitud a la entrada de la iglesia. Aquí fue muy importante el uso del mobiliario urbano para impedir que los espacios fueran invadidos como zonas de parqueo. Se elimino el cerramiento del parque. La pileta alrededor del monumento incrementa el valor estético del mismo.”

El resultado es francamente espectacular, Los que recordamos la plaza, teníamos en la memoria un parque recoleto, con cierto encanto, pero en exceso sombrío. La elección de los colores, las dimensiones y el mobiliario urbano la han convertido uno uno de los rincones más acogedores de la ciudad.

Seguimos la conversación hablando de temas urbanísticos en el mundo. “En España se inventaron el concepto de crear iconos culturales como el Museo de Guggenheim en Bilbao, alrededor de los cuales se estructura el avance de una ciudad entera. Es un poco lo que ha pasado con Malecón 2000. Es cierto, el Malecón fue la punta de lanza, el reclamo turístico que ha servido de modelo de desarrollo para Guayaquil. “El asunto de atraer el turismo es importante, pero todo esto no se hizo solo para atraer a un montón de turistas que lleguen en barco a visitar el Malecón. Ha servido para dar una identidad y un sentido de pertenencia a los Guayaquileños.”
Existen ciudades como el caso de Orlando, diseñadas descaradamente y en exclusiva para el turista, casi sin pensar en los ciudadanos que las habitan, Guayaquil puede ser un punto de destino pero, además, es una ciudad para vivirla.

En estos momentos Douglas se encuentra desarrollando (ya muy avanzado) el marco arquitectónico que debe acompañar al proyecto Metrovía, que dotará a la ciudad de un moderno sistema de transporte público (algo que ya clamaba a gritos). Todas las ciudades de importancia cuentan con un sistema de transporte público organizado y decente. En eso Guayaquil, con su caos particular, sigue a la cola. Es un proyecto que ilusiona a Douglas que ve en él una nueva dimensión social y antropológica (crear espacios con una función muy concreta y vital como la de dinamizar y formalizar el flujo de personas en la ciudad), sin olvidarse de la estética. Como él nos comentaba, la arquitectura (el urbanismo) y el arte no tienen por qué estar divorciados.

/douglasdreherarquitecto

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